El 22 de marzo se celebra a nivel mundial del Día Mundial del Agua, establecido el en 1993 por las Naciones Unidas, con la intención de incentivar la toma de conciencia sobre la importancia que tiene actuar para preservar y mejorar el acceso y la calidad del recurso hídrico.
Si bien la discusión en torno al recurso es amplia, pareciera que la problemática fuera causada solo por unos pocos, cuando la realidad es que el problema y la solución para la escasez hídrica es undesafío que enfrenta la sociedad (chilena y a nivel global) entera. Por ello,el problema de fondo es mucho más profundo que el acceso al agua. Es aprender a conseguir la convivencia entre las distintas actividades y el ser humano y esto, adquiere una especial urgencia en un planeta donde, producto del impacto del cambio climático y del aumento de la población (con todo lo que eso conlleva) el agua, y la calidad de esta, es un bien cada vez más escaso.
El agua afecta a todo lo que hacemos. Sin ella no hay vida, de ningún tipo.
Sin agua, un agricultor no puede generar alimentos,y sin ellos, por más agua que haya en nuestras cañerías, no podremos vivir. Sin agua, los animales no sobreviven, porque, además de sed, no tendrían alimentos. Sin agua no podríamos contar con bosques, ni parques o árboles en las ciudades, y el impacto del cambio climático sería aún más violento. Sin agua no habría industrias de ningún tipo, porque el agua se utiliza en la elaboración de todo lo que tenemos. Sin suficiente agua de calidad y limpias, aumentan las enfermedades, la pobreza, la muerte.
Sin embargo, cuando hablamos del agua, cuando se discute su impacto, siempre pareciera que el problema es causado por otros. Somos todos los que tenemos que poner colaborar, aunque sea disminuyendo en algunas gotas nuestro consumo. Por ello, es clave que se invierta en mejorar su eficiencia. Y eso podemos hacerlo todos. Las personas en sus casa, los gobiernos en sus distintas escales locales, regionales y nacionales, y las industrias.
Es cierto, se requiere inversión. Una que está plenamente justificada desde todos los ámbitos: económicos, sociales,ambientales, pero, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos(OCDE), sostiene que a pesar de ello, los flujos financieros no se corresponden con las necesidades de inversión.
Invertir en una bomba eficiente, significa necesitar menos agua y dejar más disponible para otros; utilizar un aceite de mejor calidad, que tiene más duración, significa menos agua; utilizar sistemas de riego que permitan regar más con menos, significa más agua para producir alimentos; mantener los bosques, significa menos agua que se evapora de los suelos (y entonces sube menos la temperatura y se necesita menos riego); invertir en hacer un mejor tratamiento de las aguas grises, significa disponer de más agua: cambiar las llaves de la casa y mantenerlas, significa necesitar menos agua. Y ello permitirá que, bien administrada, contar no solo con seguridad hídrica y alimentaria, sino, con seguridad de vida.
Entonces el desafío es que todos, como sociedad tomemos conciencia sobre esta situación y nos unamos para poder hacer un mejor uso de este recurso, porque el desafío es aprender a convivir de mejor manera y no actuar como si cuidar el recurso y hacer un uso más eficiente sólo fuese la tarea del “otro”, cualquiera que sea.