La buena noticia, por estos días, es que ha llovido. Y si bien no tanto como para terminar con la sequía, sí bastante como para disminuir el déficit hídrico y tener mejores perspectivas de riego para la temporada.
Pero lo bueno no debe hacernos olvidar lo aprendido: el agua debe ser utilizada de manera eficiente, porque es cada vez menos y debe alcanzar para todos. Y ello significa invertir, en equipos y tecnologías que permitan regar mejor y con menos agua.
Es cierto. Por estos días, donde el dólar y la inflación elevan todos los costos, resulta complejo destinar dinero a adquirir equipos aunque prometan ayudarnos a tener una mejor cosecha y ser más sustentables.
Por eso lo importante es tener claro que no es llegar y comprar el equipo, sino hacerlo de manera planificada, evaluando todos los aspectos en torno a nuestro campo y nuestro cultivo, porque un proyecto de riego, como dicen los expertos, implica varias etapas, que permitirán, entre otras cosas, determinar qué tan viable (o no) es instalar un sistema de riego.
Entendiendo que la condición básica es contar con agua, la pregunta siguiente es conocer su calidad a través de un análisis de laboratorio, pues será determinante para el tipo de riego equipo que podríamos instalar. También es importante entender que hay una gran diferencia entre un sistema para se basará en distribuir las aguas subterráneas que extraemos de un poco, que uno que busca distribuye el agua que nos llega a través de los canales (si.. está claro que hay zonas donde esta ya no es opción).
Y luego, por supuesto, conocer cómo es nuestro suelo, cuánta agua requiere nuestro cultivo, lo que cambia según la especie y la etapa de desarrollo.
También hay que recordar que no basta con tener los datos. Necesitamos que alguien que de verdad sepa nos ayude a interpretarlas. Porque recién ahí nuestra inversión comenzar a valer de verdad la plata que le destinamos.
Otro aspecto que no podemos dejar de lado es el tipo de energía con que contamos, pues, si nuestro proyecto no tiene acceso a energía eléctrica, tenemos que buscar sistemas que no la requieran, o, buscar alternativas para generarlas, como un sistema solar.
Con todo eso claro, podremos diseñar el sistema de riego y buscar la tecnología. Lo que no podemos olvidar es que, una vez que lo tenemos instalado viene un paso igual de importante: entender que no se trata solo de apretar un botón y que, si no lo usamos de manera adecuada, será desperdiciar esa plata. Por ello, al momento de invertir resulta esencial considerar capacitar a los que van a utilizarla.