La nieve que por estos días luce la cordillera en distintas partes del país lleva a pensar que, aunque la sequía no ha terminado, la temporada de riego 2022-2023 podría tener algo más de agua que las de los últimos años. Una buena noticia, especialmente para los pequeños hortaliceros y frutilleros que rodean Santiago, y que no solo tienen en esos cultivos sus medios de subsistencia, sino que son los principales proveedores de alimentos de los habitantes de la capital y de sus alrededores.
Se trata de pequeños agricultores, la mayor parte de ellos de la Agricultura Familiar Campesina, que en los últimos años han pasado a depender casi exclusivamente de pozos que, muchos de ellos tuvieron que profundizar para poder disponer del recurso para su consumo, para sus animales y para sus cultivos. Pero, al haber menos agua - o al tener que profundizar los pozos -, han perdido capacidad productiva, pudiendo regar menos superficie, obteniendo productos que no crecieron todo lo que podían, con lo que vieron perjudicado su fuente de ingresos económicos.
Como ya hemos comentado en otras oportunidades, la disponibilidad de agua en Chile cambió y probablemente nunca volverá a ser la misma, porque la lluvia ya no caerá en las mismas épocas, intensidad ni cantidad cómo solía ocurrir. Por eso, se vuelve esencial buscar formas en que esa agua sea más eficiente. Y esto es un tema de sobrevivencia para un frutillero, al igual que para los pequeños hortaliceros, cuyos cultivos requieren de un abastecimiento estable y relativamente abundante para crecer, florecer y convertirse en la fruta (frutillas, melones, sandías), lechuga, brócoli o cebolla -por mencionar algunos de los productos que cultivan. Todos los productos que, como la mayor parte de los agroalimentos, sin agua suficiente no conseguirán convertirse en productos adecuados -o en cantidad suficiente- para llegar a las mesas de los santiaguinos.
Probablemente muchos de esos pequeños agricultores tienen ya algún nivel de tecnología, aunque muchos otros todavía utilizan el surco para llevar el agua hasta sus plantas. La urgencia hoy es tecnificarse. Cualquier cambio significará optimizar el agua. Así, quienes no lo tienen pueden buscar fórmulas para instalar riegos por goteo -concursos de la CNR o Indap, asociatividad, son alternativas para conseguir los recursos.
Una tecnología interesante es el (no tan) nuevo riego por goteo subterráneo, en donde la cañería enterrada lleva el agua justa y de manera precisa al sistema radicular de cada planta, y que, además, prácticamente no tiene pérdidas por evaporación. De acuerdo a los expertos la alternativa permitiría mejorar hasta en un 95% la eficiencia hídrica (https://www.elmercurio.com/Campo/Noticias/Noticias/2021/10/25/sistema-riego-goteo-subterrraneo-infografia.aspx), por lo que, con menos agua se podrían seguir obteniendo frutillas u hortalizas de calidad y en cantidad suficiente, lo que pagaría el diferencial de inversión. La tecnología incluso podría ser utilizada en maíz, que por estos días recupera terreno en la zona central, y en donde el precio al alza harían viable la inversión.
Si bien el principio básico es similar al riego por goteo superficial, en este caso las cañerías de pvc o las cintas de riego (dependiendo del tipo de cultivo y de la superficie a cubrir), van enterradas a entre 30 y 40 centímetros -dependiendo de la profundidad a la que lleguen las raíces- y que requiere goteros que puedan ir bajo tierra sin taparse, que pueden ser un poco más caros que los tradicionales. Y es importante que no se ahorre en utilizar los implementos adecuados: el ahorro puede significar problemas de funcionamiento y un impacto directo en el producto final.